ADICCIONES: “PARA ACOMPAÑAR EN LA RECUPERACIÓN, LO MEJOR ES AMOR, MUCHO AMOR"



En nuestro podcast compartimos una charla con quien atraviesa el difícil momento de acompañar a su hijo en el camino de la recuperación de las adicciones. ¿Cómo es el proceso? ¿Cómo se transita el duro momento? Algunas claves que nos sirven a todos como sociedad, para ser más empáticos sabiendo que es una situación de la que nadie está libre.


Por: Cristian Curto


Dicen que el adicto calla. En el consumo, en el encierro y en la dependencia busca refugiarse y compensar lo no dicho.  Sin  embargo,  se da la paradoja que a nuestra sociedad le cuesta mucho hablar de las adicciones Sí: hay propagandas y talleres por doquier y da la sensación de que es una enfermedad que afecta a un grupo muy pequeño de personas. Pero no es así. Está en todos lados: en el más pobre, el más rico, el más poderoso o el último orejón del tarro. Las adicciones son más frecuentes de lo que uno cree.  Pero da mucha vergüenza confesarlas, porque nuestra sociedad se ha vuelto adicta a señalar con el dedo antes de escuchar; a dar lecciones antes de aprender. Hoy la vamos a escuchar a ella: una mujer que pasa por la difícil experiencia de ser mamá de un chico que sufre adicción.  Sí,  vamos a escucharla en principio y esperemos que al finalizar todos podamos comprender un poquito mejor de qué se trata.  


  • ¿Nos podés contar un poco acerca de cómo comenzó todo? Un poquito de tu historia. 

  • Si estoy en esta charla es porque vengo con un proceso de vida duro desde hace unos años. Uno de mis hijos, el varón, está enfermo.  Muchos lo llaman adicción, pero es una enfermedad.  A veces los papás con la vorágine del trabajo y la vida misma no enfocamos y desviamos la atención (o no lo queremos ver) y cuando lo vemos ya es tarde. Cuando me di  cuenta  de la situación de mi hijo por primera vez fue terrible, terrible. Nadie que no esté en el lugar de una familia que tenga problemas con alcoholismo o drogas duras va a saber de lo que le hablo. 


  • ¿Cuáles fueron  esos indicios con los que se dio cuenta de que pasaba algo? 

  • Fue el encierro; mucho encierro en su cuarto. Cuando me di cuenta (él lo negaba obviamente) mi hijo empezó a huir,  trataba de no estar en casa. Eso era peor aún,  porque volvía a la una o a las dos de la mañana. He llegado de trabajar a las 11 de la noche y he tenido que salir a buscarlo. 

Hemos tenido muchas charlas al respecto: le he repetido muchas veces: “es algo que te hace mal, te hace daño o terminas en un hospital o terminas muerto porque las drogas te llevan a eso”.  


  • ¿Qué fue lo primero que usted hizo cuando se enteró?

  • Lo primero que hice fue no ocultar, ni callarme.  Si tapo y oculto no me sirve. Busqué ayuda en el RAC,  que depende de la Municipalidad y tiene  muy buenos profesionales. Ahí  me contuvieron. El comenzó a ir al RAC también e hicimos terapia de familia.  Yo busqué ayuda psicológica por mi parte, porque la mochila es grande.  Papás y mamás muchas veces nos sentimos culpables de todo y esta profesional me enseñó que no es tan así, que estaba haciendo todo lo que estaba a mi alcance. 


  • ¿Cómo vive en el día a día?


  • Todo esto trae aparejado la posibilidad de no tener trabajo. Se ocupa de algunas cosas en casa pero es muy solitario, muy solitario. Ahora por ejemplo hace 15 días que venimos bien,  se alimenta bien,  está tranquilo.  Pero es  volver todos los días, regresar de mi trabajo con el miedo de encontrarme con que todo haya vuelto al inicio.  Yo a veces escucho casos y veo en las redes lo que escriben y digo: “lo que es no saber”. Lo que no es vivirlo. Porque desde afuera, todo lo hacemos muy fácil:  internalo,  sácalo. Pero no es así. Hoy está la ley que dice que no se puede internar si él no quiere.  En su momento él decidió internarse y estuvo muy bien, por su voluntad. Pero también eso lleva lleva mucho dinero y si no tenés se complica.  


  • En estas situaciones, si bien es el paciente quien tiene la dolencia, el cuidador pasa por muchas situaciones de stress. Ser cuidador también es un papel muy dificil para el cual muchas veces hay poco o nada de contención. ¿Cómo es su caso?


Tengo amigas de fierro, mi hija  y, aunque no pude seguir por temas de horario y trabajo, tengo el grupo de contención. Yo sé que si necesito ayuda urgente van a estar con un llamado telefónico.  Todo este proceso a mí me influye, por ejemplo, en la parte alimenticia, en el dormir mal. Por eso digo que a veces vos escuchás: ” ¿y los padres que habrán hecho? No veo mucha empatía en la sociedad con estos casos. Veo, por ejemplo, el caso del músico, de Chano. Yo entiendo a esa mamá cuando la escucho porque está luchando. Y va a luchar toda la vida y no tiene fin, porque es de todos los días. Pero hay gente que no lo va a entender nunca. 


  • ¿Qué consejo o recomendación le daría  a una persona que esté pasando por una situación como la suya?

  •  Paciencia. Mucha paciencia, amor y aguante. Llega un momento en el que  uno se cansa; sí,  he estado muy cansada. Pero al otro día salis a  buscar ayuda. También le puedo decir que no les presten atención a lo que dice la gente. Lo único que me importa es mi hijo,  el resto que diga y haga, no me interesa. Porque también he pasado situaciones años atrás, donde otra mamá se me ha sentado adelante con el dedo indicador y hoy esa mujer está pasando exactamente lo mismo que yo. Entonces hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, con las palabras.

Sáquense culpas y protejan  y acompañen en lo que se pueda. Ojalá todo lo que estemos en este círculo algún día podamos ir saliendo de a poco. 



Si te gustó, podés escuchar la entrevista completa en nuestro podcast Ciudades Latentes ACÁ

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